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junio 14, 2025

la UBA consagra a Charly García con un Doctor Honoris Causa al artista que definió la música argentina

Hay decisiones institucionales que no hacen más que reconocer lo evidente. La Universidad de Buenos Aires, a través de su Facultad de Filosofía y Letras, ha resuelto concederle a Charly García el título de Doctor Honoris Causa. Y no se trata de un gesto simpático ni de una concesión nostálgica: es, con justicia, la coronación académica de un artista cuya obra ha sido —y sigue siendo— un faro en la historia cultural argentina.

Charly no necesita títulos para ser Charly. Pero este, el máximo que otorga la UBA, lo pone en el lugar que desde hace décadas ya ocupaba en el corazón de varias generaciones: el de un genio. No sólo por su virtuosismo musical, su oído absoluto, su capacidad de fusión y su lirismo irreverente. También por su rol de cronista y agitador, de pensador incómodo y de espejo de un país que, como él, supo romperse y reinventarse muchas veces.

«Ya no quiero criticar, solo quiero ser un enfermero», cantó en 1984, disfrazado de doctor entre sintetizadores y guitarras eléctricas. Lo hizo en los estudios ION, grabando Piano Bar en vivo con una banda de lujo y un barbijo antes de que eso se volviera símbolo pandémico. Charly fue eso: provocador, visionario, escenógrafo de sí mismo. ¿Cómo no ver en esa imagen premonitoria un gesto que el tiempo convirtió en alegoría? Hoy, el enfermero de la canción es consagrado Doctor. Y no por un videoclip, sino por una universidad pública.

La iniciativa nació desde la cátedra de Música Popular en la carrera de Artes, y fue impulsada por Lisa Di Cione —tecladista en los comienzos de Los Piojos y Los Caballeros de la Quema— junto a Martín Liut y Marina Cañardo. Pasó por debates y argumentos, como debe ser en el ámbito universitario. Pero el argumento mayor estaba ya escrito en pentagramas y discos: en Canción para mi muerte, en Los dinosaurios, en Yendo de la cama al living, en Rezo por vos, en todo lo que Charly fue capaz de crear.

La distinción se concretará en agosto, al inicio del segundo cuatrimestre. Para entonces, quizá Charly vuelva a vestirse con un ambo. O no. Tal vez no diga nada. Tal vez toque una sola nota. Y será suficiente. Porque su lenguaje siempre fue la música, y su diploma más auténtico es la emoción indeleble que su obra sigue generando.

La UBA, con este gesto, no solo distingue a un artista: reafirma el valor simbólico de la cultura popular, reconoce la potencia política de una canción y celebra la rebeldía inteligente como una forma legítima de conocimiento. Doctor García, bienvenido al aula donde ya eras maestro.