Por Marcelo Acevedo
A mediados de la década del 90, el magnate británico Joe Lewis —la sexta persona más rica de Inglaterra y entre los 500 más ricos del mundo— adquirió de forma irregular 13 mil hectáreas en la zona cordillerana de Río Negro, una porción de tierra ubicada a sólo 5 kilómetros de la frontera con Chile, que contiene dentro de sus límites una inmensa reserva de agua dulce conocida como Lago Escondido. Lewis no sólo construyó un feudo que incluye una mansión, helipuertos, un casino y usinas eléctricas, sino que además cerró el camino público para acceder al lago, patrimonio natural de todos los argentinos, y lo convirtió en su propiedad privada. Un Estado paralelo que obliga a quienes quieran visitar el espejo de agua a recorrer un extenso y complicado sendero de montaña de aproximadamente 30 kilómetros.
A partir de este hecho comenzó la resistencia de los pobladores, y en el año 2017, se sumaron militantes y activistas de diferentes partes del país para realizar largas y pacíficas marchas hacia el lago. Una serie de travesías con el objetivo de exigir la reapertura del camino público accesible y que cualquier persona de a pie pueda ingresar libremente y sin dificultades.
En el año 2022, el director correntino Camilo Gómez escuchó por radio una noticia que lo impactó: un grupo de militantes argentinos que intentaba llegar a Lago Escondido fue interceptado por una patota de matones a caballo, encapuchados y armados con escopetas que, bajo las órdenes de Joe Lewis, les impidieron acceder a un espacio natural público. Esta noticia, con detalles que parecían describir escenas de una película del lejano oeste, hizo un click en su cabeza y se transformó en el germen de «Lago escondido, soberanía en juego» un documental que narra a través del registro directo la séptima marcha hacia Lago Escondido, que se realizó en el año 2023.

Camilo recuerda que no sólo lo impactó la violencia y el hecho de que, luego del ataque, se había perdido todo contacto con los marchantes, sino también que entre ellos se encontraba Jorge Rachid, un histórico militante del campo nacional y popular que estaba atravesando problemas de salud. “La idea de hacer una película sobre Lago Escondido surgió en ese preciso momento”, asegura el director correntino.
Más adelante se puso en contacto con un productor de cine cordobés llamado Javier Morello que le confirmó que, si se animaba a filmar ese documental, él se sumaba a producirlo. Enseguida el proyecto comenzó a tomar forma, y en poco tiempo pasó de la etapa de las ideas a la preproducción. “Nos preparamos todo el 2022 y en 2023, para ir a grabar la película. Nos entrenamos varios meses previos desde el punto de vista físico, y sobre todo, por indicación de los conductores de la marcha (La Fundación FIPCA y la Columna Juana Azurduy) nos preparamos psicológicamente para la idea de recibir violencia y no responder de ninguna manera. Había que aguantar el golpe, pero sin responder”, relata Camilo Gómez. Las marchas a Lago Escondido se hacen ejerciendo derechos constitucionales y en reclamo de soberanía pero son, por sobre todas las cosa, completamente pacíficas.
«Lago Escondido, soberanía en juego» es un documental político de denuncia y visibilización, cuya trama y desarrollo se asemejan a los de una película de acción y aventuras, una ficción que mezcla varios géneros clásicos de forma homogénea y certera. En principio, cuando se muestra a los militantes preparándose para el viaje, se siente como el inicio de una clásica película de aventuras en el bosque; luego, cuando comienzan el trayecto a través de lagos y caminos ancestrales, se convierte en una road movie de montaña —al estilo Deliverance (1972) de John Boorman— que, poco a poco, y a medida que los viajeros se encuentran con los primeros obstáculos (calor, cansancio, un terreno irregular y traicionero) comienza a complejizarse y volverse más oscura, hasta derivar en un violento western-gauchesco y una película de asedios y resistencia, cuando son atacados por las tropas paraestatales a caballo de Lewis.

Finalmente, desemboca en una noche espeluznante al borde de la mansión del magnate británico —entre provocaciones y torturas sónicas y psicológicas— que podría ser parte de una película de terror. Sobre esta secuencia particular del documental Camilo recuerda: “Fue una noche de angustia, ninguno durmió. Era imposible. Se montó guardia hasta la salida del sol, nos rotábamos con las y los compañeros. No podíamos pegar uno ojo. Nos encendían motosierras, nos encandilaban con sus faroles y nosotros no podíamos verlos a ellos, no sabíamos a ciencia cierta a cuántos matones de Lewis teníamos enfrente, en eso había una clara desventaja, ellos nos tenían a la vista a nosotros”.
Durante esa larga noche el equipo técnico registró momentos de tensión constante, tampoco faltaron los piedrazos que llegaban desde el jardín de Lewis, los sonidos aturdidores que salían desde unos parlantes gigantes y las amenazas verbales. Las escenas de violencia más fuerte, sin embargo, ocurrieron en el Camino de Tacuifí, el sendero original para llegar al lago desde la ruta 40, apropiado por Lewis y prohibido para cualquier persona por ser considerado propiedad privada. En ese lugar, ocho militantes que se habían aventurado a pie fueron atacados de forma violenta con garrotes, piedras, fustas y tirándoles caballos encima.
“Allí esos valientes compañeros realmente corrieron riesgo de muerte. Gabriel Berrozpe, por ejemplo, salvó su vida de milagro. Golpearon a las mujeres. Celeste Fierro del Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST), terminó con un corte en su cabeza… Fue una barbaridad aquello, un acto de tremenda cobardía donde unos veinte hombres, algunos de a caballo, golpearon a ocho valientes militantes. Hoy todavía, todos esos violentos están gozando de total impunidad, aún con todo el registro fílmico de los hechos que es contundente. Así funciona el Poder Judicial argentino cuando se trata de no tocar a los poderosos. Bueno, lo sabemos, hay jueces y fiscales argentinos que viajen a vacacionar a la mansión de Lewis, con todos sus gastos pagos”, repasa Gómez.
Hasta la próxima marcha a Lago Escondido
La película es austera en cuanto a presupuesto, fue financiada con dinero de los propios realizadores y pudo finalizarse gracias a un equipo técnico conformado por amigos egresados de diferentes universidades públicas de cine que filmó “con un tremendo sentimiento militante y por amor a la Patria”. El equipo de grabación era muy reducido y compacto: tuvieron que adaptarse a la complejidad del terreno, la luz cambiante y las inclemencias del clima.
Se vieron obligados a convertirse en “realizadores- marchantes” que, además de conseguir buenos encuadres y un sonido decente, tenían que marchar al ritmo de la columna, remar en kayaks, aguantar mochilas pesadísimas y lidiar con el terror y la represión sin perder ningún detalle de lo que iba sucediendo, para conseguir un registro fiel que pueda servir como testimonio contundente de la violencia y la injusticia que se cuecen en el sur de nuestro país.
Para Camilo Gómez lo que sucede en Lago Escondido es un claro ejemplo de neocolonización porque “se trata de una colonización que se da, no de manera armada, sino que vemos a estos grandes capitales globales que vienen a quedarse con las mejores tierras y los recursos naturales de nuestro país. Por eso un gobierno como el de Milei pretende tirar atrás La Ley de Tierras, que justamente restringe la venta de tierras al extranjero”.
«Lago Escondido, soberanía en juego» es una película hecha desde la total y absoluta voluntad, el aguante y las ganas de visibilizar una trama oculta a los ojos de la mayoría de los argentinos, una historia real de entrega de recursos naturales y soberanía nacional que no tiene difusión en los grandes medios monopólicos de comunicación. “Por eso es indispensable que hagamos estos documentales, para crear conciencia. Si no tomamos dimensión de todo esto, y de manera urgente, un día no tan lejano los argentinos pasaremos a ser extranjeros en nuestro propio país”, asegura el director.
El final del documental es abierto, pero también esperanzador. “La victoria es mantener la lucha viva para la próxima marcha”, dice uno de los protagonistas luego de todo el esfuerzo, las penurias y la violencia recibidas. Con esas palabras, le entrega a sus compañeros, pero también al espectador, un poco de esperanza entre tanta impotencia e injusticia. La marcha continúa.

Fuente: Agencia de Noticias Tierra Viva.