El 7 de Junio de 1810 aparecía el primer periódico patrio, “La Gazeta de Buenos Aires”, en su honor se conmemora hoy el Día del Periodista en Argentina. Actualmente, el oficio enfrenta una crisis económica e ideológica a nivel nacional, agravada en Chaco por el uso discrecional de la pauta oficial.
El 7 de junio de 1810 Mariano Moreno publicó el primer número de “La Gazeta de Buenos Aires”, un periódico destinado a informar a los ciudadanos de las decisiones de la Primera Junta y a consolidar la libertad de expresión en plena Revolución de Mayo. Desde 1938, ese momento histórico se recuerda cada año como el Día del Periodista, un homenaje a quienes ejercen la profesión en condición de contrapoder y custodia de la información.
Casi doscientos años después, el legado de Moreno está en jaque. En el plano nacional, la gestión de Javier Milei profundizó el ajuste sobre los medios: la eliminación de subsidios al papel, la reducción drástica de la pauta publicitaria oficial y la fragmentación de las audiencias derivan en rubros publicitarios que eran vitales para la supervivencia de diarios y radios. La inflación al 200 % anual comió salarios y honorarios; gran parte de las redacciones redujeron personal o directamente cerraron. Por si fuera poco, desde la Casa Rosada se ha instalado un discurso hostil contra periodistas críticos: actitudes que incluyen amenazas verbales, cuestionamientos públicos a investigaciones incómodas y una retórica que señala a la prensa como “enemigo de la República”.
Ese entorno nacional condiciona la labor de cientos de colegas que ya no pueden cubrir ni siquiera las noticias locales sin correr riesgos económicos y políticos. Las organizaciones gremiales, como la UTP, advierten que al menos el 70 % de los trabajadores de prensa cobran por debajo de la canasta básica; compiten con medios que recibían pauta oficial a dedo y ahora quedan fuera del esquema, mientras otros agrupados alrededor del oficialismo se llevan la mayor parte de los escasos montos disponibles.
En Chaco, la situación no es más alentadora. El gobernador Leandro Zdero redujo la coparticipación a los municipios y se apoya en adelantos mensuales de Nación para pagar salarios, pero también concentra la pauta publicitaria en medios afines. El 13 de marzo de 2025, el portal LITIGIO denunció que Marcos Resico, secretario de Asuntos Estratégicos de la Provincia y responsable de la propaganda oficial, ocultó información obligatoria por ley: ignoró pedidos de detalles sobre los montos y destinatarios de la pauta digital en YouTube, Instagram, Google y Facebook. Su respuesta fue imprecisa, incompleta y signada por la ambigüedad. Según la Ley 2486-A de Acceso a la Información Pública, esto amerita sanciones que aún no se vieron concretadas.
La falta de transparencia de Resico no es un caso aislado. De acuerdo con la Asociación de Medios de Comunicación del Chaco, desde septiembre de 2024 existe un patrón de “respuestas evasivas” cada vez que se exige rendir cuentas. Mientras tanto, los medios independientes de Resistencia y el interior enfrentan costos de impresión que se duplicaron, elevadas erogaciones en combustible para cubrir zonas rurales y una pauta provincial que les llega recortada, o bien no llega. Tres periódicos de localidades pequeñas cerraron en el último año y varias emisoras de radio viven al día, dependiendo de ingresos mínimos de publicidad local, que el propio Estado retiene arbitrariamente según el sesgo editorial.
Este 7 de junio, cuando el periodismo nacional recuerde la valentía de Moreno, en Chaco se hace imperioso visibilizar las dificultades de un entorno donde la Provincia maneja la pauta como un premio o un castigo, y el secretario de propaganda evita cumplir la ley. En ese marco, muchos colegas chaqueños se preguntan si aún hay espacio para investigar temas de interés público—como medioambiente, derechos humanos o corrupción local—sin sufrir represalias económicas o políticas.
En Chaco, la pauta oficial se utiliza como instrumento de alineamiento mediático: los pocos medios que reciben montos elevados de publicidad provincial reproducen sin cuestionamientos la versión oficial del gobierno, mientras que los críticos ven sus contratos recortados o directamente anulados. Según distintos reclamos de más de 40 medios autoconvocados, esta distribución arbitraria de la pauta condiciona los contenidos y obliga a quienes dependen de esos fondos a publicar “las bondades” de la gestión, so pena de perder todo ingreso publicitario. En el primer trimestre de 2025, el gobierno de Zdero destinó más de 3.000 millones de pesos a medios afines para “blindar” su relato, mientras que decenas de radios y periódicos de menor alcance quedaron sin recursos y al borde del cierre. Así, la supervivencia económica de gran parte de la prensa chaqueña depende de un cliente único: el Ejecutivo provincial, que utiliza esos fondos para silenciar voces independientes y garantizarse una cobertura favorable.
La crisis no se resuelve con torta ni brindis. La memoria histórica reclama reflexionar: si en 1810 “La Gazeta” buscaba informar libremente a la sociedad, ¿qué periodismo queda hoy cuando el poder político manipula quién recibe pauta y condiciona la entrega de información? ¿Cómo pensar una prensa autónoma cuando los ingresos dependen de funcionarios con opacidad total?
El Día del Periodista no solo honra el pasado, sino que convoca a defender el derecho a informar sin presiones ni silencios obligados. Porque si la profesión deja de ser contrapeso; si cada dato, cada cifra, cada denuncia queda oculta bajo el manto de la opacidad oficial, la democracia se empobrece y la voz pública se diluye.
En este 7 de junio, más que festejar, el desafío es recordar que la libertad de prensa no se hereda: se ejerce cada día, pese a la crisis económica y a los vientos ideológicos, en Buenos Aires y en cada rincón del Litoral.