La ANMAT dispuso el retiro del mercado de 93 medicamentos producidos por el laboratorio argentino Eczane Pharma, tras detectar incumplimientos críticos a las buenas prácticas de fabricación. La decisión, inusual por su magnitud, encendió una alarma en el sector farmacéutico.
El laboratorio, con sede en Avellaneda y más de 25 años en el rubro, quedó en el ojo de la tormenta luego de una inspección que debía evaluar un nuevo sector de producción. Sin embargo, lo que encontraron los técnicos fue más grave: el área ya estaba operando sin autorización, violando flagrantemente la normativa.
La ANMAT justificó la medida alegando “deficiencias significativas” en la gestión del sistema de calidad, incumplimientos estructurales y uso de instalaciones no habilitadas. Entre los medicamentos retirados figuran drogas oncológicas de alta complejidad como temozolomida, abiraterona, capecitabina y nilotinib, utilizadas en tratamientos sensibles y con requerimientos estrictos de control.
La magnitud del retiro es inusual: en total, 93 productos fueron sacados de circulación, una cifra que supera ampliamente los retiros habituales anuales de la ANMAT. El informe oficial indica que se trata de una medida preventiva extrema, destinada a proteger la seguridad del paciente frente a posibles riesgos en la calidad de los medicamentos.
Eczane Pharma deberá ahora presentar un plan formal de adecuación para intentar recuperar la habilitación suspendida. El caso abre un nuevo interrogante sobre los mecanismos de control interno en el sector farmacéutico y la efectividad de los monitoreos oficiales previos.
Mientras tanto, el episodio vuelve a poner sobre la mesa una preocupación central: en un contexto de creciente demanda de transparencia y control sanitario, ¿quién vigila realmente lo que se produce y consume en la Argentina?