El conflicto entre Israel e Irán entró en una nueva fase este martes, cuando el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI) anunció que uno de sus ataques con misiles logró impactar el centro de planificación de operaciones del Mossad en Tel Aviv. Según el comunicado difundido por la agencia semioficial Tasnim, el ataque también alcanzó instalaciones militares en Aman, presuntamente sede del mando de inteligencia de las fuerzas armadas israelíes.
De acuerdo con la versión iraní, “un número significativo de altos oficiales y comandantes de inteligencia del régimen israelí fueron asesinados”, aunque admiten que es probable que los datos oficiales israelíes no sean difundidos debido a “la censura que impide conocer las bajas, especialmente en niveles sensibles del aparato militar”.
Minutos después de la declaración del CGRI, el ejército israelí confirmó el lanzamiento de múltiples misiles desde territorio iraní, lo que activó las alarmas en Tel Aviv, Herzliya y otras localidades de la llanura costera. La mayoría de los proyectiles fueron interceptados por el sistema defensivo que incluyó baterías THAAD provistas por Estados Unidos, según informó el Canal 12 de la televisión israelí. A pesar del alcance del ataque, el servicio de emergencias Magen David Adom indicó que no hubo reportes de heridos, según información suministrada por la agencia china Xinhua.
El ministro de Defensa de Israel, Israel Katz, negó rotundamente que existan negociaciones en curso con Irán para desescalar la situación. “No estamos participando en ninguna conversación y no permitiremos que se dañe a civiles israelíes”, afirmó Katz en una declaración realizada durante una visita a Herzliya, donde uno de los misiles cayó sin alcanzar objetivos vitales.
Según el propio Katz, Israel continuará la ofensiva aérea hasta “neutralizar completamente la capacidad de Irán de atacar territorio israelí”. También reconoció que Estados Unidos brinda asistencia técnica en la defensa ante los ataques, pero evitó confirmar si Washington se sumará activamente a la campaña militar. “Nos están ayudando a defendernos. Las decisiones del presidente norteamericano son propias de su gobierno. Valoramos cualquier colaboración”, señaló.
El conflicto se intensificó el pasado viernes, cuando Israel lanzó un ataque sorpresivo sobre objetivos estratégicos en Irán, con el objetivo declarado de frenar el desarrollo del programa nuclear iraní. Las consecuencias del ataque fueron graves: según la vocera del gobierno iraní, Fatemeh Mohajerani, hubo cientos de muertos, incluidos al menos 45 mujeres y niños.
En Israel, el saldo parcial de las represalias fue de 24 fallecidos, tanto en bases militares como en zonas residenciales del centro del país.
Durante la jornada del martes, el ejército israelí informó sobre una nueva ofensiva aérea en el oeste de Irán, donde fueron alcanzados “varios sitios y decenas de lanzadores de misiles tierra-tierra”. Según el comunicado, los ataques continuarán “en busca de neutralizar toda plataforma de lanzamiento que represente una amenaza directa para el frente interno”.
En este contexto de escalada abierta, ambos gobiernos descartan toda vía diplomática. La guerra se traslada al cielo, mientras la población civil de ambos países vuelve a ser rehén de una confrontación sin freno.