Las autoridades indias confirmaron este lunes el hallazgo de la segunda caja negra del vuelo AI171 de Air India, que se estrelló el pasado jueves poco después de despegar desde Ahmedabad rumbo a Londres. El accidente, uno de los más graves de la aviación comercial en los últimos años, dejó más de 270 muertos y vuelve a poner bajo la lupa los protocolos de seguridad y control aéreo en el país asiático.
La Grabadora de Voces de Cabina (CVR) fue recuperada en las últimas horas por los equipos de rescate y permitirá acceder a las comunicaciones entre los pilotos y los sonidos del entorno en los instantes previos al desastre. Tres días antes ya se había localizado el Registrador de Datos de Vuelo (FDR), que registra parámetros técnicos como velocidad, altitud y trayectoria. Ambos dispositivos son esenciales para reconstruir la secuencia final del vuelo y determinar las causas del accidente.
La confirmación oficial llegó tras una visita al lugar del siniestro del secretario principal del primer ministro Narendra Modi, P. K. Mishra. En declaraciones recogidas por la agencia PTI, el funcionario detalló que la Oficina de Investigación de Accidentes Aéreos de la India (AAIB) inició una investigación formal, en paralelo con la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte de Estados Unidos (NTSB), ya que el avión siniestrado —un Boeing 787 Dreamliner— es de fabricación estadounidense.
Sin embargo, más allá de la recuperación técnica, las preguntas sobre posibles fallas estructurales, errores humanos o deficiencias del control aéreo comienzan a tomar fuerza, especialmente por la rapidez con la que se produjo la tragedia: el piloto declaró emergencia apenas un minuto después del despegue.
El hecho de que uno de los dispositivos haya sido hallado en el techo de un edificio subraya también la violencia del impacto y la magnitud del área afectada. A medida que se recaban evidencias, crecen las demandas de transparencia en la investigación y se reaviva el debate sobre el estado de las operaciones de Air India, que en el último tiempo ha estado en proceso de reestructuración bajo control del conglomerado Tata Group.
El gobierno de India y las autoridades aeronáuticas internacionales tendrán ahora el desafío no solo de esclarecer lo ocurrido, sino de restaurar la confianza pública en los estándares de seguridad aérea, en un país donde el crecimiento del tráfico aéreo ha superado muchas veces la capacidad de fiscalización efectiva.