Boca Juniors debutó en el nuevo Mundial de Clubes con un empate 2 a 2 frente al Benfica de Portugal, en un partido que parecía controlado y terminó dejando gusto a poco. El equipo argentino ganaba 2 a 0 con goles de Merentiel y Battaglia en un primer tiempo de altísimo nivel, pero no pudo sostener la ventaja ante un rival que, con experiencia y jerarquía, encontró los caminos para igualar el resultado gracias a los campeones del mundo en Qatar 2022, Ángel Di María y Nicolás Otamendi.
El encuentro se disputó en el Hard Rock Stadium de Miami, colmado por una multitud de hinchas xeneizes que tiñeron de azul y oro el estreno del Grupo C. En su regreso al banco de Boca, Miguel Ángel Russo presentó un once inicial con varios nombres nuevos, y planteó un 4-2-3-1 flexible que tuvo solidez y contundencia en los primeros treinta minutos. A los 20, un gran desborde de Lautaro Blanco derivó en el centro que Merentiel conectó con categoría para abrir el marcador. Poco después, Battaglia amplió la ventaja de cabeza, aprovechando una pelota peinada tras un córner, y parecía que Boca se encaminaba a una victoria consagratoria.
Pero el cierre del primer tiempo marcó un quiebre. Sobre los 45 minutos, una infracción discutida dentro del área derivó en un penal dudoso que Di María transformó en gol. El “Fideo”, que dejará Benfica tras el torneo para volver a Rosario Central, pidió disculpas en el festejo. El descuento no solo le dio vida a los portugueses, sino que sembró dudas en el conjunto argentino.
En la segunda mitad, Boca empezó a retroceder en el campo, sin la misma frescura ni control. Pese a la expulsión del italiano Andrea Belotti por una violenta infracción sobre Ayrton Costa, el equipo de Russo no pudo aprovechar el hombre de más y terminó cediendo la iniciativa. La pasividad defensiva permitió que Otamendi, libre en el primer palo, conectara un cabezazo certero tras un córner y sellara el 2 a 2. La igualdad se completó con la expulsión de Figal, que volvió a emparejar el número de jugadores en cancha y dejó a Boca sin reacción en los minutos finales.
Más allá de la entrega, lo que parecía una noche para la historia terminó con sabor a frustración. El equipo argentino demostró estar a la altura durante largos tramos del partido, pero pagó caro sus errores en la gestión del resultado. Benfica, con oficio, se llevó un punto y dejó abierta la pelea por la clasificación en un grupo donde Boca ahora deberá enfrentar nada menos que al Bayern Munich, mientras que los portugueses lo harán ante Auckland City. La ilusión sigue intacta, pero el margen de error, ya no existe.