Cada día ingresan al país cerca de 550.000 huevos de contrabando provenientes de Bolivia, Paraguay y Brasil, según denunció la Cámara Argentina de Productores Avícolas (Capia). Corrientes, Salta, Formosa y Misiones son las provincias más afectadas, donde el “huevazo blue” compite directamente con la producción local sin ningún control sanitario ni tributario.
La operatoria se acelera en un contexto de tipo de cambio fijado y alta inflación: mientras un maple nacional se vende en algunas regiones a unos $8.000, los huevos ilegales llegan a ofrecerse por debajo de $5.000, hundiendo a los pequeños y medianos avicultores del norte. Capia alerta además sobre el riesgo sanitario que implica la falta de controles bromatológicos, con la posibilidad de brotes de enfermedades transmitidas por alimentos.
Este fenómeno no se limita al sector avícola: cámaras empresarias de alimentos y comercio minorista advierten que frente a la presión de los ilegales también se hunden ventas de bebidas, electrodomésticos e indumentaria, conformando un mercado paralelo que erosiona la competitividad de todo el aparato productivo local.
Productores de Misiones denuncian que la perforación de la frontera es manifiesta: camiones con patentes paraguayas y brasileñas atraviesan pasos no habilitados, mientras el Senasa y la Aduana carecen de recursos suficientes o, según los denunciantes, muestran connivencia con redes de contrabando.
En respuesta, las entidades del norte reclaman la creación urgente de una mesa de coordinación entre Nación, provincias y fuerzas de seguridad, sumada a campañas de fiscalización y sanciones ejemplares. Solo así se podrá frenar el goteo diario de mercadería sin origen legal y darle aire al sector formal, que pide –en sus propias palabras– “que dejen de mirar para otro lado”.