En una acción militar de alto impacto, Israel ejecutó un ataque aéreo sobre varios puntos estratégicos del territorio iraní con el objetivo de desarticular el programa de enriquecimiento nuclear de Teherán y neutralizar a figuras clave del aparato militar del régimen. La operación, largamente anticipada por analistas internacionales, se concretó en la madrugada del viernes 13 de junio y generó un nuevo pico de tensión en Medio Oriente.
El operativo incluyó bombardeos sobre las instalaciones nucleares de Natanz y Fordow —consideradas los pilares subterráneos del plan atómico iraní—, así como ataques selectivos en Teherán y otras ciudades. Además, se reportaron objetivos alcanzados dentro de la estructura militar iraní, incluyendo figuras de alto rango como el general Hossein Salami, comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria Islámica, cuya muerte fue confirmada por medios oficiales iraníes.
Aunque el régimen de los ayatolás minimizó los daños y denunció una “agresión externa”, fuentes del gobierno israelí señalaron que se trató de una ofensiva quirúrgica basada en inteligencia precisa, con participación de cazas F-35 y respaldo del servicio secreto Mossad. “Nuestro objetivo es garantizar un futuro más seguro para el Estado de Israel”, afirmó el jefe del Estado Mayor israelí, Eyal Zamir, tras los ataques.
La operación se produce días después de que la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA) aprobara una resolución que condena a Irán por incumplimientos reiterados en materia nuclear, y en un contexto de amenazas cruzadas entre Teherán, Tel Aviv y Washington. De hecho, Estados Unidos había ordenado días atrás la evacuación parcial de su personal diplomático en Irak, Kuwait y Bahréin ante la inminencia de un conflicto de mayor escala.
Entre las víctimas reportadas figuran también dos científicos nucleares vinculados al desarrollo atómico iraní: Mohammad-Mehdi Tehranchi, rector de la Universidad Islámica Azad, y Fereydoun Abbasi, ex director de la Organización de Energía Atómica de Irán. Ambos fallecieron durante los bombardeos, junto a otros altos oficiales militares.
El ataque israelí no sólo apunta a frenar las ambiciones nucleares de Irán, sino también a descabezar a su red de alianzas militares en la región, tras meses de ofensivas selectivas contra líderes de Hamas, Hezbollah y otros actores vinculados a la estrategia regional de Teherán. La muerte del general Salami se suma así a la de figuras como Ismail Haniyeh, Yahya Sinwar y Hassan Nasrallah, golpeando de forma directa la estructura del denominado “Eje de la Resistencia”.
Por el momento, el gobierno iraní no ha emitido una respuesta militar directa, aunque las amenazas contra Israel y Estados Unidos se mantienen. Mientras tanto, analistas internacionales anticipan un escenario de alta volatilidad en Medio Oriente y advierten que las posibilidades de retomar un acuerdo nuclear entre Irán y las potencias occidentales parecen cada vez más lejanas.
“Game over”, resumió un analista en diálogo con medios internacionales al describir el estado actual de las negociaciones diplomáticas. En ese contexto, la pregunta que sobrevuela es si este nuevo capítulo traerá represalias, escalada bélica o un reacomodamiento del tablero regional.