El Boeing 787-8 de Air India con 242 personas a bordo se estrelló poco después de despegar del aeropuerto de Ahmedabad, dejando un saldo de al menos 241 fallecidos. Sin embargo, entre los escombros y la tragedia, emergió una figura insólita: Ramesh Vishwashkumar, de 48 años y ciudadano británico, logró caminar hasta una ambulancia con heridas visibles y en estado de shock, convirtiéndose en el único sobreviviente confirmado del vuelo AI-171.
Según el relato de testigos y de Ramesh mismo, “desperté rodeado de restos del avión y cuerpos”, relató al personal médico en el Civil Hospital de Ahmedabad, donde fue internado y ya se encuentra fuera de peligro. Vestido con una camiseta blanca manchada de sangre y cojeando, pidió ayuda mientras perdía el rastro de su hermano, también a bordo y aún desaparecido.
La operación de rescate contó con decenas de vehículos de emergencia y la intervención del ministro del Interior, Amit Shah, quien visitó al paciente en el hospital. Las autoridades indias, junto con representantes del Reino Unido —país de residencia de Ramesh—, mantienen una línea directa para asistir a familiares y forjar la investigación de las causas del siniestro.
Hasta ahora se baraja la hipótesis de una falla estructural que provocó el quiebre en pleno vuelo, aunque fuentes oficiales insisten en mantener todas las líneas de pesquisa. Expertos señalan que el exceso de combustible para el largo trecho a Londres pudo haber exacerbado el incendio tras el impacto, complicando las tareas de rescate y reduciendo las posibilidades de supervivencia.
Mientras la dominical Ahmedabad asimila el horror en Meghaninagar, el caso de Ramesh Vishwashkumar desafía las estadísticas. Su caminata entre ruinas, capturada en video por equipos de emergencia, se convirtió en símbolo de una salvación casi inconcebible: un instante de vida en medio de la muerte. Ahora queda la incertidumbre sobre su hermano y la pregunta inevitable para la comunidad aeronáutica: ¿cómo evitamos que una tragedia así vuelva a repetirse?