La activista climática Greta Thunberg denunció este martes que Israel comete un «genocidio en curso» en Gaza y acusó al gobierno de Benjamin Netanyahu de violar el derecho internacional al interceptar en aguas internacionales la embarcación humanitaria en la que viajaba junto a otros activistas. Thunberg fue deportada a Suecia, pero advirtió que su detención “no es nada comparada con lo que están soportando los palestinos”.
Thunberg fue detenida el lunes cuando el barco Madleen, de la Coalición de la Flotilla de la Libertad, fue interceptado mientras transportaba ayuda humanitaria hacia la Franja de Gaza. Según la activista, la embarcación fue abordada por fuerzas israelíes fuera de aguas territoriales, y su tripulación fue retenida contra su voluntad. “Nos secuestraron en alta mar, nos llevaron a Israel y nos encerraron en el barco sin dejarnos salir”, denunció al llegar a París, en una escala antes de regresar a Suecia.
“No somos la historia aquí. La verdadera historia es el genocidio en Gaza”, insistió Thunberg. Desde octubre, más de 36 mil personas han muerto en la Franja, según datos del Ministerio de Salud gazatí. Las cifras, aunque no verificadas por organismos independientes, han sido reconocidas como verosímiles por Naciones Unidas, que también advierte sobre la catástrofe humanitaria en curso.
La joven activista sueca difundió un video pregrabado antes de ser detenida, en el que afirma: “Hemos sido interceptados y secuestrados en aguas internacionales por las fuerzas de ocupación israelíes o por quienes las apoyan”. En el mensaje pidió presión diplomática al gobierno sueco para liberar a toda la tripulación.
Mientras Thunberg y otros tres activistas aceptaron la deportación, al menos ocho personas siguen detenidas en Israel, entre ellas la eurodiputada francesa-palestina Rima Hassan, quien se negó a firmar la orden de expulsión. La organización Adalah, que lleva su defensa, confirmó que permanecen en la prisión de Givon y están a la espera de una audiencia judicial.
El gobierno israelí argumenta que la tripulación violó el bloqueo naval sobre Gaza, vigente desde hace más de una década. Sin embargo, los organizadores de la flotilla aseguran que se trataba de una misión humanitaria, destinada a visibilizar la crisis sanitaria, alimentaria y energética que afecta a los 2,1 millones de habitantes del enclave. A pesar de una breve flexibilización del bloqueo el pasado 19 de mayo, la entrada de suministros esenciales continúa siendo muy limitada.
El episodio se produce en un contexto de creciente aislamiento diplomático para Tel Aviv. En los últimos días, Reino Unido, Canadá, Noruega, Australia y Nueva Zelanda impusieron sanciones a dos ministros del gabinete israelí por “incitación a la violencia”. Además, el reconocimiento del Estado de Palestina por parte de España, Irlanda y Noruega fue interpretado por Israel como una “recompensa al terrorismo”, en una línea discursiva que profundiza la tensión internacional.
Para Thunberg, ese reconocimiento es apenas el umbral mínimo: “Necesitamos mucho más. Cuando hay riesgo de genocidio, tenemos la obligación de actuar para detenerlo”. Su voz se suma así a una creciente ola global que reclama un alto el fuego inmediato y el fin del bloqueo sobre Gaza, en medio de una ofensiva militar que ya fue objeto de investigaciones en la Corte Penal Internacional.