El talento de Luis Díaz relució con todo su esplendor en el Monumental. El extremo colombiano firmó un gol de antología que hizo temblar los cimientos del coliseo porteño, pero no alcanzó para doblegar a una Argentina que, con uno menos, mostró carácter y rescató un empate 1-1 en los minutos finales.
La expulsión de Enzo Fernández condicionó el cierre del partido, pero no amilanó a un equipo albiceleste que tiró de coraje, empuje y amor propio. Thiago Almada, con un remate seco al palo, fue el encargado de sellar la igualdad ante una Colombia que pecó de conservadora cuando lo tenía todo para sentenciar.
Argentina salió con ímpetu. Desde el pitazo inicial, buscó imponer condiciones. Messi, muy activo en los primeros minutos, rozó el gol con un derechazo dentro del área. Julián Álvarez también tuvo una clara, pero el arquero Kevin Mier respondió con reflejos felinos.
Colombia aguantó el vendaval inicial y, de a poco, empezó a encontrar espacios. Luis Díaz, tras un par de insinuaciones, se inventó una obra de arte a los 25 minutos: tomó la pelota en la izquierda, encaró, gambeteó rivales con una mezcla de velocidad y técnica, y definió con clase para silenciar a Buenos Aires. Fue un gol de élite, una de esas jugadas que marcan época.
En el complemento, Colombia apostó por el orden defensivo. Ríos tuvo un disparo que exigió al Dibu Martínez, pero poco más. Las variantes de Lorenzo fueron excesivamente defensivas, buscando resguardar el resultado en lugar de ir por el golpe final.
Argentina, en cambio, nunca se rindió. Aunque sin claridad colectiva, Messi seguía siendo el alma del equipo, hasta que Scaloni sorprendió a todos al reemplazarlo. La decisión generó murmullos en la tribuna y un giro emocional en el desarrollo.
La situación se agravó con la expulsión directa de Enzo Fernández, que se excedió en una entrada a Castaño. Con un jugador menos y sin su capitán, Argentina parecía condenada. Pero la rebeldía apareció en forma de remate: Thiago Almada recibió en la puerta del área y colocó la pelota junto al poste, imposible para Mier.
Argentina celebró como triunfo un empate con sabor a hazaña. La expulsión, el contexto adverso y la entrega colectiva reforzaron una idea: esta selección no se rinde, incluso cuando no juega bien.
Colombia, en cambio, se fue con una mezcla de bronca y frustración. Estaba todo dado para una victoria histórica, pero el repliegue excesivo y los cambios conservadores la dejaron sin premio completo. Aun así, la Tricolor mantiene cuatro puntos de ventaja sobre Venezuela y su clasificación al Mundial no parece en riesgo.
La postal final fue la de un Monumental aplaudiendo el esfuerzo argentino… y reconociendo la calidad de Luis Díaz, autor de un gol para recordar.