Un informe publicado el 30 de mayo por La Nación ubicó a Chaco como una de las jurisdicciones con indicadores fiscales más débiles del país. Según el relevamiento de la consultora MAP, de las 22 provincias que reportaron datos hasta el primer semestre de 2024, Chaco fue la única, junto a Entre Ríos, que profundizó su déficit financiero en lugar de revertirlo.
El reporte detalla que, si bien en 2024 todas las provincias ajustaron sus cuentas –llegando a un superávit primario promedio del 0,4 % del PBI provincial– Chaco cerró con un déficit financiero equivalente al 2 % de sus ingresos corrientes, una cifra que solo superaron jurisdicciones patagónicas con economías más frágiles. Este escenario se explica en parte por la baja autonomía financiera: la recaudación propia chaqueña cubre menos del 12 % de los recursos totales, lo que la obliga a depender en más de un 75 % de transferencias nacionales, un factor de vulnerabilidad ante eventuales cambios en el régimen de coparticipación.
El ajuste generalizado del gasto también afectó a Chaco. En promedio, las provincias redujeron el gasto en un 16 % real interanual en 2024, lideradas por una caída del 33 % en obra pública, una baja del 16 % en salarios y del 19 % en transferencias corrientes (subsidios y programas sociales). Sin embargo, en Chaco esta contracción no alcanzó para compensar la merma de transferencias nacionales no automáticas, que –según MAP– se desplomaron un 66 % en el mismo período.

Otro capítulo preocupante es el pasivo provincial: la deuda pública chaqueña representa casi tres meses de recaudación propia y el 70 % de ese endeudamiento está nominado en dólares, lo cual agrava la exposición cambiaria ante posibles devaluaciones. En marzo de 2024, Moody’s había advertido sobre el “deterioro significativo” de las cuentas de Chaco, advirtiendo que era factible una baja de calificación si no mejoraban los ingresos corrientes o se contenía el gasto salarial, que sigue consumiendo más del 50 % de los recursos corrientes.
Ante este panorama, el gobierno nacional autorizó en marzo de 2025 un anticipo financiero de 120.000 millones de pesos para Chaco, destinado a cubrir vencimientos urgentes del presupuesto y amortizar deuda. Aunque el auxilio brinda un alivio temporal, los analistas insisten en que la dependencia crónica de fondos nacionales y la caída de recursos propios ponen en duda la sostenibilidad fiscal a mediano plazo.
En síntesis, la posición de Chaco en el ranking de salud financiera –segundo peor, detrás de Entre Ríos– refleja desequilibrios estructurales: baja autonomía tributaria, fuerte presión salarial y un endeudamiento en moneda extranjera que incrementa riesgos. El desafío inmediato para la provincia es elevar la recaudación propia y contener el gasto corriente, mientras negocia con Nación medidas que faciliten corregir estos desajustes antes de la publicación del próximo ranking.