Franco Colapinto vivió un Gran Premio de España para el olvido. Su Alpine, lejos de ser competitivo, lo dejó a merced del pelotón desde el primer momento. Las fallas acumuladas durante todo el fin de semana y la falta de ritmo en carrera explican el pobre 15° puesto del piloto argentino, que cruzó la meta sin haber podido mostrar su verdadero potencial. Aun así, mantuvo la templanza y dejó en claro que está dispuesto a seguir aprendiendo, incluso en medio de las dificultades.
“Qué carrera, amigo… Lo siento”, dijo Colapinto apenas terminó la competencia en Montmeló, resignado. Desde boxes, su ingeniero Stuart Barlow fue aún más contundente: “Necesitamos disculparnos con vos. Tenemos que entender qué pasó. El aire sucio nos perjudicó, no te tenés que disculparte vos. Tenemos trabajo que hacer”. Un diálogo que expone el nivel de frustración dentro del equipo y que, al mismo tiempo, refleja la madurez del joven piloto, que eligió el camino del compromiso y la calma.
Desde el viernes, el fin de semana fue una sucesión de obstáculos para Colapinto. No pudo salir en el primer entrenamiento por un cambio de motor y escape, y el sábado, cuando mostró sus únicas vueltas competitivas, su auto se detuvo en plena calle de boxes por un fallo en la transmisión. Aunque pudieron repararlo sin romper el parque cerrado, el domingo fue cuesta arriba desde la largada. Largó 18° y finalizó 15°, pero solo gracias a abandonos y sanciones ajenas.
Flavio Briatore, jefe del equipo Alpine, no ocultó su descontento: calificó la actuación del Alpine 43 como “decepcionante” y señaló que el auto no estuvo a la altura en las últimas tres carreras. “La tarde de Franco siempre iba a ser difícil, ya que empezó desde atrás y tuvo una carrera decepcionante, sin progresar tanto como esperábamos. Debemos reagruparnos y esforzarnos al máximo para salir de esta situación”, expresó con dureza.
Pese al sabor amargo, el propio Colapinto rescató algo positivo al finalizar: “Fue una carrera muy complicada, con mucha degradación. Sufrimos mucho cuando íbamos en aire sucio. Tenemos que entender qué pasó, porque por momentos íbamos bien y después perdíamos todo. Pero llego mucho más cómodo a Montreal, ya conociendo el auto. Es un pasito adelante”. El auto 43 no solo no tiene rendimiento, sino que va decayendo con las vueltas, la planta motriz no tiene solucion aperente.
Desde Alpine intentaron levantarle el ánimo al joven de Pilar con un mensaje en redes: «Seguí adelante @francolapinto, lo lograremos, aprendiendo juntos como equipo». Y en esa frase se condensa lo que dejó Montmeló: un piloto que, a pesar de un auto improlijo y una carrera frustrante, eligió la paciencia y la resiliencia como hoja de ruta.