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mayo 31, 2025

Los Frentones: promesas al paso, silencios que duelen

El día que el gobernador Leandro Zdero visitó Los Frentones no fue uno más en la vida de una paciente oncológica que esperaba, con angustia y esperanza, poder hablar cara a cara con quien conduce los destinos de la provincia. El acto oficial era para entregar una ambulancia al hospital local, pero para ella era una oportunidad única: pedir ayuda urgente para retomar su tratamiento de quimioterapia, suspendido hace meses. Necesitaba ser escuchada. Se acercó, habló, expuso su situación. La respuesta del gobernador fue breve, seca, distante: “Después del 11 de mayo”.

¿Qué había después del 11? Nadie lo explicó. Tal vez se refería a una elección, a una resolución administrativa, o simplemente era una forma elegante de patear el problema para adelante. Lo cierto es que ese «después» llegó. Y con él, también la desilusión: nunca más la llamaron, nunca más se ocuparon. Aquel gesto de humanidad esperado terminó en una secuencia de promesas vacías, compromisos verbales sin destino. El teléfono sonó ese día, varias veces, según ella misma relata. Todos decían que “se iban a ocupar”. Nadie lo hizo.

Mientras tanto, el cáncer no espera. No entiende de burocracia, de discursos, ni de cronogramas de gestión. Cada día que pasa sin tratamiento es tiempo perdido para los pacientes. En Los Frentones, como en tantos otros rincones del interior profundo, hay personas con nombre, apellido, familia y miedo, que llevan entre seis y siete meses pidiendo algo tan básico como acceder a un derecho: su salud.

Esta paciente, que decidió hablar con Prensa Directa, no gritó, no insultó, no se encadenó. Sólo preguntó: “¿Están esperando que alguien muera para que se ocupen?” No hay en esa frase dramatismo forzado. Hay cansancio, dolor y una verdad brutal. En los pueblos, cuando alguien se enferma de cáncer, todo se hace cuesta arriba: viajar cientos de kilómetros, conseguir turnos, costear medicamentos, rogar por una derivación. Y cuando el Estado se vuelve ausente, la sensación de abandono es total.

La entrega de una ambulancia puede ser una buena noticia. Pero lo simbólico no salva vidas. Lo concreto sí. En ese acto protocolar donde se celebró la llegada de un vehículo sanitario, se pasó por alto lo esencial: la vida de quienes esperan adentro del hospital, o en su casa, sin tratamiento, con la incertidumbre a cuestas.

En Los Frentones, hoy no se habla de la ambulancia. Se habla del silencio posterior, de la esperanza traicionada, de la ausencia del Estado cuando más se lo necesita. Y sobre todo, se habla de una mujer que dijo: “Si deciden ocuparse, ya saben cómo me llamo”. La pregunta es: ¿alguien va a responderle?

Fuente: «Prensa Directa»