El giro místico-político de Milei con el Papa Francisco. A veces el tiempo no lo cura todo, pero al menos permite borrar tuits y editar discursos. Javier Milei, que durante años despotricó contra el Papa Francisco acusándolo de ser “el representante del Maligno” y “un imbécil que promueve el comunismo”, ahora se alista para asistir a su funeral en el Vaticano con una comitiva oficial que ocupa media cabina del avión presidencial. Lo hace, según sus palabras, “para representar con altura a los argentinos de fe católica”, y porque el pontífice fue “el argentino más importante de la historia”.
El presidente argentino no asistió a ninguna de las misas en homenaje a Francisco celebradas en Buenos Aires. En su entorno, admitieron sin vueltas que “no tuvo ganas”. Sin embargo, días antes del viaje a Roma, Milei salió a blanquear un súbito giro retórico. En una entrevista radial junto a su hermana Karina —quien además de secretaria general es su brújula emocional y logística— calificó el evento como “de enorme envergadura” y dijo que quienes conocieron a Bergoglio en persona sabían de “su estatura política”. Palabras que no parecen haber llegado a todos en su entorno.
La tropa libertaria digital, que actúa como brazo armado en X y Twitch, no tardó en sincerarse. “Yo sigo pensando que el Papa era comunista. No soy incoherente”, dijo Daniel Parissini, alias «El Gordo Dan», el vocero no oficial de la doctrina libertaria en versión meme. Otros influencers como “Traductor Te Ama” directamente desearon que el próximo Papa “no sea un comunista de mierda”.
En paralelo, el economista español Jesús Huerta de Soto —invitado por Milei y recibido con honores en la Casa Rosada— ofreció una especie de panegírico libertario, justo horas antes del despegue presidencial a Roma. Aseguró que Dios “ya perdonó los errores graves” de Francisco y que ahora, en la otra vida, probablemente comprendía que “la economía de mercado es la única vía para ayudar a los pobres”. En una línea argumental digna de un spin-off de Ratzinger, también dijo que el Estado es “la encarnación del maligno en la Tierra”.
Todo esto mientras Milei sigue esperanzado en lo que realmente parece motivarlo: una foto con Donald Trump, quien también confirmó su presencia en el Vaticano. Desde Casa Rosada niegan una reunión bilateral, pero el mandatario argentino no disimula su ilusión de al menos cruzar una mirada con su ídolo republicano. Tampoco descarta un encuentro con Giorgia Meloni, la primera ministra italiana y figura clave de la nueva ultraderecha europea.
La “delegación austera” que prometió el Presidente incluye, además de su hermana, a Guillermo Francos, Patricia Bullrich, Sandra Pettovello, Manuel Adorni y el flamante canciller Gerardo Werthein. Todos a bordo del avión oficial. Los acompaña Nahuel Sotelo, secretario de Culto, que viajó antes. Un equipo compacto, aunque lo suficientemente numeroso como para generar ruido en un contexto de ajuste severo.
El funeral de Francisco se celebrará este sábado en la Basílica de San Pedro. Milei buscará su lugar en las primeras filas, quizás no tanto por fe sino por geopolítica y marketing internacional. Será su segundo viaje al Vaticano como presidente: el primero fue en febrero, cuando pidió perdón cara a cara al pontífice por sus viejas diatribas.
Ahora, muerto el Papa, vive el mito. Y también la conveniencia.