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abril 28, 2025

El Papa Francisco supera sus limitaciones físicas y lidera la Pascua con un llamado urgente por la paz en Gaza

Desafiando las expectativas y su frágil estado de salud, el Papa Francisco hizo una conmovedora aparición este Domingo de Resurrección en el balcón de la Basílica de San Pedro, donde dirigió un emotivo mensaje de paz, exigiendo el fin de la «dramática e indigna crisis humanitaria en Gaza» y condenando el aumento del antisemitismo en el mundo.

Acompañado por un colaborador que leyó su discurso completo, el Pontífice, de 88 años, pidió un alto al fuego inmediato en el conflicto de Oriente Medio: «Apelo a las partes beligerantes: que cese el fuego, que se liberen los rehenes y se preste ayuda a la gente, que tiene hambre y que aspira a un futuro de paz».

Su presencia, incierta hasta último momento debido a su reciente neumonía y una hospitalización de 38 días, fue recibida con ovaciones por miles de fieles congregados en la Plaza de San Pedro. El Papa, visiblemente afectado pero sonriente, recorrió el lugar en el «papamóvil», bendiciendo a los asistentes, entre ellos varios bebés, en un gesto que reforzó su determinación de estar cerca de su grey pese a las dificultades.

En su mensaje, Francisco también defendió la libertad de culto y pensamiento como bases indispensables para la convivencia: «Allí donde no hay libertad religiosa o respeto por las opiniones ajenas, la paz no es posible», subrayó.

Horas antes, en un encuentro privado en la residencia Santa Marta, el Pontífice recibió al vicepresidente estadounidense JD Vance. Según el Vaticano, el diálogo —de corta duración— incluyó un intercambio de buenos deseos por Pascua y la entrega de regalos simbólicos, como rosarios y huevos de chocolate para los hijos del político.

La participación del Papa fue un acto de resistencia: tras su salida del hospital Gemelli el 23 de marzo —donde enfrentó complicaciones que pusieron en riesgo su vida—, su agenda se había limitado a una visita a una prisión romana durante Semana Santa. Este domingo, aunque evitó el uso de oxígeno suplementario, delegó la lectura completa de su discurso, evidenciando sus limitaciones.

«Queríamos verlo, ¡aunque esté enfermo!», expresó Marie Manda, una peregrina camerunesa de 59 años, reflejando el ánimo de los asistentes. La ceremonia, que coincidió excepcionalmente con la Pascua ortodoxa este año, marcó también el preludio del Jubileo 2025, que promete atraer a millones de creyentes a Roma.

Con su intervención, Francisco no solo reafirmó su compromiso con los marginados y los conflictos globales, sino que demostró una vez más que, incluso en la fragilidad, su voz sigue siendo un faro para millones.