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abril 25, 2025

El Pacto Roca-Runciman, carne para el imperio y la voz incómoda de Lisandro de la Torre

Este 1 de Mayo se cumplen 92 años de la firma del Pacto Roca-Runciman, un acuerdo que marcó la historia de nuestro país y del que podemos extraer conclusiones que se aplican al día de hoy en Argentina. Veamos de qué se trató y quiénes fueron sus protagonistas.


En mayo de 1933, en plena Década Infame, Argentina y el Reino Unido firmaron el Pacto Roca-Runciman, un acuerdo comercial que, lejos de ser solo un tratado económico, desnudó las desigualdades del país, el peso del poder británico y la debilidad de las instituciones democráticas. En ese escenario, emergió con fuerza una de las voces más lúcidas y combativas del Congreso argentino: Lisandro de la Torre.

El acuerdo fue negociado por el vicepresidente Julio A. Roca (h) con el gobierno británico de Ramsay MacDonald, representado por Walter Runciman, ministro de Comercio. El contexto era adverso: la crisis del ’30 había golpeado al mundo, y el Reino Unido, volcado al proteccionismo, priorizaba el comercio con sus colonias. Argentina, dependiente de la exportación de carne, temía quedar fuera del mercado.

El pacto garantizaba una cuota de exportación de carne argentina al Reino Unido, pero a un alto costo: se mantenían privilegios para los frigoríficos británicos, se aceptaba el control extranjero sobre el transporte y los ferrocarriles, y se aseguraban beneficios para empresas de capital inglés como la CHADOPyF y el Grupo Bemberg.

Un préstamo que ató aún más la dependencia
Uno de los aspectos menos difundidos pero cruciales del acuerdo fue la otorgación de un préstamo del Banco de Inglaterra al Banco Central argentino, por un monto de 10 millones de libras esterlinas. Este crédito, que en principio parecía un gesto de buena voluntad, funcionó como una herramienta de presión financiera y profundizó la subordinación económica del país. La deuda contraída con Londres se convirtió en un nuevo mecanismo de control indirecto, reforzando el papel dominante del capital británico en la economía nacional.

El préstamo estaba condicionado a la continuidad de políticas favorables a los intereses ingleses en el país, y significó un refuerzo del modelo agroexportador dependiente, sin diversificación ni desarrollo industrial propio. Más que un salvavidas, fue un grillete financiero que ató a la Argentina a la lógica de la metrópoli.

Lisandro de La Torre

La denuncia de Lisandro de la Torre
Desde su banca en el Senado, Lisandro de la Torre, líder del Partido Demócrata Progresista, denunció con vehemencia el acuerdo. Lo consideró una rendición de soberanía, una claudicación económica disfrazada de pragmatismo. Su investigación reveló los entretelones del negocio de la carne, la connivencia entre funcionarios y frigoríficos, y el trato desigual que recibían los productores nacionales.

De la Torre lideró una recordada interpelación al ministro de Hacienda Federico Pinedo y al ministro de Agricultura Luis Duhau, donde expuso la trama de intereses que sostenía el pacto. El debate fue tenso, prolongado y cargado de denuncias.

El desenlace fue trágico: su colaborador y correligionario Enzo Bordabehere fue asesinado a balazos en plena sesión del Senado, el 23 de julio de 1935, en un hecho que marcó a fuego la política argentina. De la Torre, conmovido, se retiró de la vida parlamentaria poco tiempo después.

Momento en que el ex comisario Valdez Cora dispara sobre De la Torre, pero Bordabehere se interpone y recibe las balas fatales.

Nueve años más tarde, Lisandro de la Torre se quitaba la vida agobiado por las persecuciones y el escarnio que padecía tras haber denunciado desde el Senado de la Nación el negociado de la exportación de carnes a Gran Bretaña.

Un pacto que marcó época
El Pacto Roca-Runciman simbolizó el modelo agroexportador dependiente, donde las decisiones clave se tomaban con la mira puesta en Londres más que en las necesidades del país. La polémica que generó mostró las grietas de un sistema político vulnerable, donde los intereses económicos externos tenían más peso que los reclamos de equidad y desarrollo nacional.

Hoy, a casi un siglo de aquel tratado, el nombre de Lisandro de la Torre sigue resonando como el de un político incorruptible, que eligió la denuncia ética frente al acomodo. Su defensa del interés público frente a los pactos oscuros entre política y grandes capitales sigue siendo una referencia obligada para entender los desafíos estructurales de la Argentina.