La nueva accion del gobierno de Javier Milei, orquestada por el ministro de Economía Luis «Toto» Caputo, de levantar el controvertido cepo cambiario y sellar un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, ha sacudido el tablero político y económico nacional. Mientras el oficialismo y sectores del PRO celebran la medida como un paso audaz hacia la «normalización», una oleada de críticas opositoras advierte sobre los riesgos de una inminente devaluación, una escalada inflacionaria y un renovado ciclo de endeudamiento.
El anuncio, realizado en las últimas horas, desató un debate encendido que atraviesa todo el espectro político. Desde Unión por la Patria hasta el Frente de Izquierda, pasando por voces disidentes dentro de la Unión Cívica Radical y el socialismo santafesino, el coro de advertencias resuena con ecos del pasado. La sombra del endeudamiento de 2018 con el mismo Caputo como protagonista sobrevuela las declaraciones de los detractores, quienes no dudan en calificar la estrategia como un déjà vu con consecuencias potencialmente devastadoras para la ya fragil economía argentina.
La senadora mendocina Anabel Fernández Sagasti (UP) fue una de las primeras en alzar la voz, señalando la preocupante inflación de marzo (3,7%) como un «muy mal dato» que anticipa un escenario aún más complejo. «Se confirma el endeudamiento con el FMI para levantar el cepo con una devaluación encubierta que podría acelerar el proceso inflacionario. Sí, otra vez Caputo», lanzó con dureza a través de sus redes sociales.
En la misma línea, el diputado Leopoldo Moreau (UP) recurrió a la ironía para describir el panorama. «Hoy el gobierno de Milei está de festejo por un salto de la inflación y porque los argentinos nos endeudamos aun mas en dólares», sentenció, alertando sobre una posible devaluación cercana al 30% que inevitablemente se trasladará a los precios, impactando de lleno en los salarios, las jubilaciones y profundizando la recesión y la pobreza. Moreau incluso sembró dudas sobre una presunta venta ventajosa de divisas por parte del Banco Central horas antes del anuncio.
La excepción en este coro de críticas provino, previsiblemente, del expresidente Mauricio Macri (PRO), quien no escatimó elogios para la medida. «El cambio recién comienza. La salida del cepo es el paso 1, ninguno de los países de América Latina lo tiene. Es algo maravilloso para la Argentina porque empieza una nueva etapa», afirmó con entusiasmo, dejando en un segundo plano las recientes tensiones con La Libertad Avanza. Macri confió plenamente en la gestión de Caputo y del presidente del Banco Central, Santiago Bausili, vislumbrando un futuro de crecimiento y desarrollo.
Desde la izquierda, el diputado Nicolás Del Caño (FIT) cuestionó la lógica detrás del nuevo endeudamiento con el FMI tras prometer una baja de la inflación con la «motosierra». «¿Pero entonces por qué van al FMI?», interpeló, anticipando que el costo del «fracaso» del plan económico de Milei y Caputo recaerá sobre los trabajadores a través de la devaluación. Del Caño llamó a la movilización popular y a preparar una huelga general para resistir lo que considera un «nuevo plan de guerra» contra las mayorías.
El senador rionegrino Martín Doñate también expresó su profunda preocupación por el «impacto devastador» que las medidas tendrán en su provincia, anticipando un aumento significativo de la pobreza, un encarecimiento de la deuda provincial y una caída en la recaudación y la actividad económica.
Incluso voces históricas del radicalismo, como la del exembajador Ricardo Alfonsín, se mostraron escépticas. «El Ministro debió ser menos triunfalista, no hay nada para festejar. Ojalá esté equivocado, ojalá esté préstamo no tenga para las mayorías las mismas consecuencias que tuvieron los 22 anteriores», ironizó.
El diputado Itai Hagman (UP) recurrió a un recuerdo hemerográfico de 2018 para señalar las similitudes del plan actual con estrategias pasadas que no lograron los resultados esperados. «Tenemos más inflación que en 2018, más vencimientos de deuda externa que en 2018, mayor riesgo país que en 2018, y una fuga contenida de 5 años. ¡¡PERO SEGURO AHORA SALGA BIEN PORQUE ESTÁN CAPUTO Y BAUSILLI!!», exclamó con sarcasmo.
La diputada socialista Mónica Fein también se sumó a las críticas, advirtiendo sobre una nueva «fiesta financiera» que podría desencadenar una mayor fuga de divisas, inflación y una profundización de la recesión.
Mientras el gobierno celebra un «gran día» y la oposición anticipa un futuro sombrío, la incertidumbre se instala en la ciudadanía, que observa con atención el desarrollo de estos acontecimientos y sus posibles consecuencias en la vida cotidiana. La salida del cepo y el nuevo acuerdo con el FMI marcan un punto de inflexión en la política económica argentina, pero el camino por delante parece estar lejos de ser un sendero llano.