La ofensiva militar israelí sobre la Franja de Gaza sigue cobrándose vidas, mientras una ayuda humanitaria escasa y tardía apenas comienza a ingresar tras más de dos meses de bloqueo total. Según la Defensa Civil del enclave palestino, al menos 52 personas murieron este jueves como resultado de los ataques, mientras que el Ministerio de Sanidad informó que otras 29 –en su mayoría niños y ancianos– fallecieron por causas vinculadas al hambre en los últimos dos días.
Los ataques más recientes se concentraron en Ciudad de Gaza y Deir al Balah, donde un bombardeo alcanzó un tanque de agua, y en el barrio de Al Barakah, donde una vivienda fue destruida. También se reportó un incendio en el hospital Al Awda, tras un ataque que, según su personal, tuvo como objetivo el almacén de medicamentos. Paralelamente, el Ejército israelí ordenó nuevas evacuaciones en el norte de Gaza, declarado “zona de combate peligroso”, y amenazó con intensificar su presencia militar en esos sectores, responsabilizando a Hamas de las consecuencias para la población civil.
El ministro de Sanidad palestino, Maged Abu Ramadan, detalló en Ginebra que la guerra ha provocado la muerte de entre 10.000 y 20.000 personas no identificadas, que no figuran en el balance oficial de 53.000 fallecidos. A esa cifra deben sumarse miles de desaparecidos de los que no se sabe si murieron bajo los escombros o fueron detenidos por las fuerzas israelíes. El funcionario también respaldó los cálculos de la ONU, que advierten que hasta 14.000 bebés podrían morir si no se permite el ingreso masivo y urgente de asistencia.
Aunque Israel permitió el ingreso de 198 camiones por el cruce de Kerem Shalom, la ayuda es insuficiente y enfrenta múltiples obstáculos logísticos: demoras en la coordinación, rutas inadecuadas y riesgo de saqueos. Algunas panaderías pudieron volver a producir pan gracias al suministro de harina y combustible gestionado por Naciones Unidas, mientras UNICEF logró ingresar alimentos terapéuticos. Sin embargo, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU advirtió que los envíos son mínimos frente a las necesidades de los 2,1 millones de habitantes del enclave.
En este contexto, crecen las denuncias contra el plan israelí de establecer un nuevo esquema de distribución de ayuda humanitaria basado en control militar y proveedores estadounidenses, que excluye a las agencias de la ONU y a las organizaciones humanitarias con presencia en Gaza.