La estrategia oficial de no comprar divisas mientras el dólar flote dentro de las bandas cambiarias mantiene a raya la inflación, pero complica el cumplimiento de metas con el FMI. Las reservas internacionales del Banco Central (BCRA) cayeron USD 1.300 millones desde el pico alcanzado el 28 de abril, cuando habían trepado a casi USD 39.300 millones tras los desembolsos del FMI y del Banco Mundial. Ayer, el stock perforó los USD 38.000 millones y encendió señales de alerta en el mercado, en medio de una política oficial que privilegia el sostenimiento del proceso desinflacionario por sobre la acumulación de reservas.
Pese a que el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional permite al BCRA comprar divisas incluso si el tipo de cambio no toca el piso de la banda cambiaria, la decisión del equipo económico es no intervenir. La prioridad, remarcan desde el Ministerio de Economía, es mantener el dólar a la baja como ancla antiinflacionaria.
Sin embargo, esta estrategia genera controversias. Desde la Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas (Eseade) advirtieron que “sería prudente que el BCRA aproveche la actual liquidación de cosecha para comprar dólares”, señalando que se trata de un fenómeno estacional que más adelante se disipará, dificultando la acumulación de reservas.
A esta situación se suma un desafío técnico: la meta con el FMI exige un incremento de USD 4.400 millones en reservas netas hasta el 13 de junio, fecha de la primera revisión del acuerdo. Para fin de año, el compromiso se eleva a USD 8.903 millones. No sólo no se está avanzando en esa dirección, sino que en julio hay vencimientos por USD 4.400 millones y otros USD 1.600 millones en noviembre, lo que presionará aún más el nivel de reservas netas.
Federico Furiase, director del BCRA, aseguró que “la compra de divisas en el mercado no es la única vía” y recordó que hay otros mecanismos disponibles, como ingresos por la cuenta capital, préstamos multilaterales, e incluso un nuevo repo con bancos internacionales por USD 2.000 millones. En paralelo, el Gobierno apuesta a que una reducción del riesgo país –que ayer perforó los 700 puntos básicos– abra nuevamente la puerta a los mercados financieros internacionales.
“Volver a los mercados es fundamental para recomponer reservas”, explicó una fuente oficial. No se descarta del todo una colocación de deuda en dólares en el mercado local, aunque por ahora no figura entre las opciones inmediatas.
Desde la consultora Equilibra advirtieron que “el incumplimiento de la meta de reservas dificulta la baja del riesgo país”, lo que encarece la posibilidad de conseguir dólares vía financiamiento privado. Y Eseade fue más directo: “El desafío es evidente y, por ahora, el Gobierno lo relega. Pero urge acumular reservas porque los vencimientos de 2026 también son elevados, superando los USD 15.000 millones”.
El equilibrio entre mantener la estabilidad cambiaria y cumplir con los compromisos internacionales es cada vez más delicado. Por ahora, el Ejecutivo apuesta a que el descenso de la inflación, una mayor confianza inversora y el ingreso de dólares por mecanismos financieros alternativos le permitan sortear esta fase sin alterar su estrategia cambiaria.