La madrugada del miércoles, India realizó una serie de ataques con misiles contra lo que describió como “campamentos terroristas” en territorio controlado por Pakistán, una acción que marca un nuevo y peligroso punto de inflexión en las tensiones entre las dos potencias nucleares del sur de Asia.
El gobierno indio aseguró que los ataques fueron operaciones “de precisión” dirigidas a nueve objetivos en la región de Cachemira bajo administración pakistaní, en represalia por un atentado ocurrido días atrás en el lado indio de la región, donde murieron al menos 26 personas. Nueva Delhi atribuye ese ataque al grupo militante Lashkar-e-Taiba, con base en Pakistán, y ha acusado directamente a Islamabad de respaldar a los responsables.
Pakistán, por su parte, confirmó que tres lugares fueron alcanzados —dos en Cachemira y uno en Bahawalpur, en la provincia de Punjab— y denunció la muerte de al menos tres personas. El ejército pakistaní calificó la acción como “una provocación atroz” y prometió una respuesta en el momento que considere oportuno.
“Responderemos con determinación”, declaró el portavoz militar, el teniente general Ahmed Sharif Chaudhry. Las fuerzas armadas pakistaníes también informaron haber realizado recientemente pruebas con misiles tierra-tierra, lo que añade tensión a una situación ya frágil.
Mientras tanto, el ejército indio defendió la ofensiva, denominada “Operación Sindoor”, como una acción limitada y cuidadosamente calibrada, subrayando que no se atacaron instalaciones militares pakistaníes. En redes sociales, las fuerzas indias celebraron la operación con mensajes como “Se hizo justicia” y el lema nacionalista “¡Jai Hind!”.
Los intercambios de fuego a lo largo de la Línea de Control —la frontera de facto en la disputada Cachemira— se han intensificado desde el 24 de abril. En paralelo, el primer ministro indio, Narendra Modi, endureció su discurso y anunció medidas unilaterales para restringir el flujo de agua hacia Pakistán, lo que ha sido interpretado por Islamabad como una posible violación del Tratado de las Aguas del Indo, vigente desde 1960.
“El agua de India antes salía al exterior, ahora fluirá hacia India”, declaró Modi en un discurso reciente, sin mencionar directamente a Pakistán pero en clara alusión a la disputa.
En este contexto de creciente hostilidad, Irán ha ofrecido mediar en el conflicto. Su ministro de Asuntos Exteriores, Abbas Araghchi, visitará Nueva Delhi este miércoles, tras reunirse días antes con el primer ministro pakistaní, Shehbaz Sharif, en Islamabad. Será el primer alto funcionario extranjero en intentar acercar a ambas partes tras el atentado del 22 de abril.
La región de Cachemira, dividida entre ambos países, ha sido epicentro de una prolongada insurgencia desde 1989. India acusa regularmente a Pakistán de apoyar a los militantes que operan en su territorio, algo que Islamabad niega sistemáticamente.