Mientras se acumulan tensiones en la oposición, el PRO decidió plantarse ante Javier Milei y vetar la candidatura de José Luis Espert como cabeza de lista en la provincia de Buenos Aires. El partido fundado por Mauricio Macri, con una estructura territorial consolidada, busca marcar la cancha frente a una La Libertad Avanza que aún carece de músculo político propio en el principal distrito electoral del país.
El cortocircuito quedó expuesto este fin de semana cuando Cristian Ritondo, presidente del PRO bonaerense, advirtió públicamente que «nosotros queremos hacer valer la territorialidad del PRO», en un claro mensaje hacia los libertarios que insisten en imponer a Espert sin construir un acuerdo formal. Hasta ahora, el macrismo había evitado cuestionar esa decisión, pero el escenario cambió: la disputa dejó de ser ideológica para volverse puramente estratégica.
Con la mira puesta en las elecciones del 18 de mayo en la Ciudad de Buenos Aires y en el “súperdomingo” del 11 de mayo en cuatro provincias, el macrismo apuesta a que una serie de derrotas sucesivas debilite la posición de Milei y fuerce una reconfiguración de alianzas. La interna de Juntos por el Cambio y la ambición de Macri por liderar una oposición articulada resurgen como telón de fondo.
Del otro lado, la estructura libertaria enfrenta su propia crisis. Karina Milei, a través de Sebastián Pareja, exige al PRO una rendición lisa y llana en Buenos Aires, sin negociación de estructuras ni liderazgos compartidos. Pero desde el entorno de Santiago Caputo, el estratega de Milei, asoma un enfoque más pragmático: consolidar poder territorial para enfrentar al kirchnerismo, incluso si eso implica un acuerdo con el PRO.
La candidatura de Diego Santilli es la carta fuerte del macrismo para encabezar la boleta en Buenos Aires. Rechazan el intento de Milei de sumar dirigentes sueltos a su armado sin una arquitectura de coalición partidaria. La exigencia es clara: sin acuerdo político sólido, no habrá tregua ni lista conjunta.
Mientras tanto, Milei insiste en mostrar a Espert como su referente bonaerense. Lo hizo en público esta semana, en una conferencia de economía, donde lo elogió como “uno de los máximos exponentes de la libertad” y lo lanzó con una diatriba contra Axel Kicillof. Pero lejos de aportar certidumbre, el gesto acentuó las divisiones.
En paralelo, ambos espacios buscan cooptar al escuálido peronismo no kirchnerista. El intendente de Tigre, Julio Zamora, y el exalcalde de Hurlingham, Juan Zabaleta, tantean una alianza de supervivencia, aunque sin volumen político real. LLA, en cambio, parece más interesada en disputarle el distrito a Zamora: abrió un local partidario en Tigre y presentó a Nicolás Scioli como su figura local, una señal inequívoca de que no habrá armados compartidos, sino confrontación directa.
Con las urnas cada vez más cerca y los puentes a medio construir, el experimento opositor entre el PRO y los libertarios sigue empantanado. El tiempo corre, las estrategias se tensan y, por ahora, el único consenso es que nadie quiere ceder el control del tablero bonaerense.