Un corte eléctrico sin precedentes dejó sin suministro a millones de personas en España, Portugal y parte del sur de Francia. Si bien en un primer momento se especuló con un posible ciberataque, autoridades del gobierno español y de la Red Eléctrica Española (REE) descartaron esa hipótesis. La principal línea de investigación apunta a un pico inesperado en la generación solar como detonante del colapso.
Según los primeros reportes, el evento comenzó con dos pérdidas casi simultáneas de generación eléctrica —separadas por apenas 1,5 segundos— ocurridas en el sur de España, zona que concentra gran parte de la producción solar del país. Estas interrupciones derivaron en una oscilación de la frecuencia sincrónica de la red eléctrica, lo que activó los sistemas automáticos de protección y produjo una reacción en cadena que terminó desconectando vastas zonas del sistema.
El fenómeno se propagó en apenas cinco segundos. Primero se desactivó la conexión eléctrica entre el sur de España y Francia; luego, toda la Península Ibérica quedó aislada del resto del continente. La cascada terminó con el apagón completo de España y Portugal.
Un dato clave es que, justo en el momento del incidente, la generación solar alcanzaba un pico de producción: más del 70% de la energía que circulaba por el sistema provenía de fuentes solares, con un volumen estimado en 20 GWh. Este excedente de energía, sin un correlato en la demanda, habría generado un desbalance que afectó a otras fuentes del sistema.
Especialistas sostienen que, en condiciones normales, un aumento de generación solar debería implicar una reducción en la actividad de centrales térmicas o hidroeléctricas. Sin embargo, el incremento abrupto habría producido una sobreaceleración en las turbinas de esas plantas, provocando una sobrecarga que disparó las oscilaciones de frecuencia.
Otros expertos, en cambio, sugieren que el verdadero problema fue la falta de sistemas de respaldo capaces de compensar rápidamente la caída de generación. Desde esta mirada, el exceso solar fue el detonante, pero no el principal causante: el apagón evidenciaría los límites de un sistema con alta penetración de renovables, sin suficiente infraestructura para absorber sus fluctuaciones.
La situación recuerda al apagón ocurrido en Argentina en 2019, también caracterizado por un efecto dominó a partir de una falla en la sincronización de la red. En ambos casos, los protocolos de reconexión mostraron fallas que demoraron la recuperación del servicio.
El gobierno español anticipó que el informe final sobre el incidente estará disponible en aproximadamente cinco días. Mientras tanto, el debate sobre la integración segura de energías renovables al sistema eléctrico vuelve a ocupar el centro de la escena energética europea.