Perdió 47 posiciones en un año, según Reporteros sin Fronteras.
El país descendió al puesto 87 entre 180 naciones. El informe apunta contra Javier Milei por ataques a periodistas, cierre de medios y uso discrecional de la pauta oficial
Argentina figura este año entre los países donde más se deterioró la libertad de prensa, de acuerdo con el informe anual de Reporteros sin Fronteras (RSF), que advierte sobre un retroceso global en el ejercicio del periodismo. En la edición 2025 del Índice Mundial de Libertad de Prensa, el país cayó del puesto 66° al 87° en solo un año, lo que consolida un retroceso de 47 posiciones desde la llegada de Javier Milei a la presidencia.
“Los retrocesos más significativos en la región americana también se explican por los giros autoritarios. En la Argentina, el presidente Javier Milei estigmatizó a los periodistas, desmanteló los medios públicos y utilizó la publicidad estatal como arma política”, sostiene el documento difundido por la organización con sede en París. Solo Samoa y Kirguistán registraron descensos más abruptos en 2025.
En la edición anterior, RSF ya había advertido sobre un “punto de inflexión” con la llegada del nuevo gobierno argentino. Ahora, en su informe actualizado, el organismo sostiene que el hostigamiento verbal desde el poder, las restricciones presupuestarias a medios estatales y el cierre de espacios informativos en un contexto de crisis económica agravaron un escenario ya complejo para el ejercicio del periodismo.
El análisis de RSF combina datos estadísticos con una encuesta global sobre cinco dimensiones que afectan la libertad de prensa: política, económica, legal, sociocultural y de seguridad. De todos los indicadores, el más deteriorado a nivel mundial fue el económico, que cayó a un promedio de apenas 44,1 puntos sobre 100. “Cuando los medios son económicamente frágiles, se ven arrastrados a la carrera por la audiencia, a costa de la calidad, y pueden convertirse en presa de los oligarcas o responsables políticos que los instrumentalizan”, advirtió Anne Bocandé, directora editorial de RSF.
En el caso argentino, RSF también señala el impacto del cierre progresivo de medios —tanto públicos como privados—, agravado por un esquema de distribución de pauta oficial que se volvió cada vez más concentrado y opaco. La desfinanciación del sistema de medios públicos, la eliminación de señales como Télam TV y Radio Nacional Rock, y los despidos masivos en agencias estatales fueron tomados como evidencia de una ofensiva general contra el ecosistema informativo.
La situación se enmarca en una tendencia global preocupante: el informe subraya que más del 56% de la población mundial vive hoy en países donde la libertad de prensa se encuentra en una situación “muy grave”. En total, 42 países caen en esa categoría. En muchos casos, como el argentino, los ataques no se limitan a los marcos institucionales, sino que se manifiestan también en discursos estigmatizantes desde las más altas esferas del poder.
El fenómeno en contexto regional y global
En contraste con el derrumbe argentino, Brasil logró escalar posiciones tras el final del mandato de Jair Bolsonaro. En 2025, se ubica en el puesto 63° y mejoró particularmente en el indicador económico, tras una serie de medidas para reforzar la diversidad informativa y el acceso público a medios comunitarios.
Por su parte, Estados Unidos también muestra señales de deterioro, aunque menos abruptas. Bajó dos posiciones en el índice global (del 55° al 57°) y enfrenta una crisis de sostenibilidad de los medios, sobre todo a nivel local. Según RSF, regiones enteras del país se están convirtiendo en “desiertos informativos”, y la viabilidad económica de medios independientes o medianos está cada vez más amenazada.
La situación se agrava por el dominio de las grandes plataformas tecnológicas —Google, Apple, Facebook, Amazon y Microsoft— que concentran ingresos publicitarios y debilitan la economía tradicional del periodismo. En 2024, la inversión global en publicidad en redes sociales alcanzó los 247.300 millones de dólares, un 14% más que el año anterior.
En el extremo opuesto del ranking se mantienen regímenes como Corea del Norte, China, Irán, Siria y Eritrea, donde el periodismo independiente es directamente criminalizado. En América Latina, Nicaragua es el país peor puntuado, incluso por debajo de Cuba y Venezuela, debido a la represión sistemática del régimen de Daniel Ortega contra medios y periodistas.
Un índice que refleja una crisis más amplia
Desde 2002, RSF publica este índice como una herramienta de diagnóstico internacional sobre las condiciones para el ejercicio del periodismo. Este año, por primera vez, la puntuación media global cayó por debajo del umbral de 55 puntos, lo que implica que la situación de la libertad de prensa en el mundo ya puede considerarse, en términos generales, como “difícil”.
En ese contexto, el caso argentino se destaca por su velocidad de caída y por los factores múltiples que explican el deterioro: concentración económica, hostilidad oficial, crisis estructural del sistema de medios y reducción de garantías institucionales. Para RSF, se trata de señales que deben interpretarse como advertencias severas sobre la salud democrática del país.