Francisco Cerúndolo volvió a demostrar que está para grandes cosas. Con carácter, oficio y una madurez que confirma su evolución como jugador de elite, el argentino venció al checo Jakub Mensik por 3-6, 7-6(5) y 6-2 y se metió por segunda vez en su carrera en una semifinal de Masters 1000, esta vez en el prestigioso polvo de ladrillo madrileño.
No fue fácil: el joven Mensik, de apenas 19 años y ya instalado entre los 25 mejores del mundo, mostró por qué es considerado una de las grandes promesas del circuito. Le arrebató el primer set con potencia y confianza. Pero Cerúndolo no se desordenó. Supo sostener la presión, levantó su nivel en los momentos clave y dio vuelta un partido que exigió temple y consistencia.
La victoria no solo lo instala entre los cuatro mejores en Madrid —hazaña que ningún argentino conseguía desde Del Potro en 2012—, sino que además lo proyecta al puesto 18 del ranking en vivo, el mejor de su carrera. Con este impulso, Fran consolida su lugar como el principal referente del tenis argentino actual.
El logro es doblemente meritorio si se tiene en cuenta el contexto del torneo. Aunque las bajas de figuras como Alcaraz o Djokovic abrieron el cuadro, Cerúndolo debió atravesar un camino exigente: eliminó a Harold Mayot, a su compatriota Francisco Comesaña, y dio el gran golpe ante Alexander Zverev, número 2 del mundo, a quien venció por tercera vez en el historial.
El argentino suma así un gran hito en una temporada muy consistente, con destacadas actuaciones en Buenos Aires, Miami, Indian Wells, Múnich y ahora Madrid. En semifinales lo espera Casper Ruud, viejo conocido al que ya venció cinco veces y con quien mantiene una de las rivalidades más parejas del circuito.
Cerúndolo sigue creciendo. Ya no es solo una promesa del tenis argentino: hoy, con resultados, actitud y ambición, es una realidad que pisa fuerte en los grandes escenarios del tour.