La Corte Suprema de Justicia de Santa Fe confirmó una sentencia que reconoce el daño genético causado por el glifosato. Es por un caso ocurrido en la localidad de Piamonte.
Además, ordenó medidas para proteger a la población. El fallo reconoció peritajes médicos que determinaron daño genético en una menor, de 9 años.
Alerta glifosato: qué dice el fallo
La decisión del máximo tribunal provincial establece una distancia mínima de 1000 metros para las fumigaciones con herbicidas. Exige también a los productores fomentar la agroecología en las zonas de resguardo.
La sentencia original reconoció peritajes médicos que determinaron daño genético, especialmente en Abigail Córdoba, de 9 años.
Además del daño a la salud, el juez de primera instancia, Daniel Zoso, tuvo en cuenta estudios sobre la viabilidad de aplicar modelos agroecológicos en la zona.
También declaró la inconstitucionalidad de dos artículos de la ley provincial 11.273 y de la ordenanza comunal 9/2020, por permitir fumigaciones a distancias menores.

El fallo, que ahora ratificó la Corte, ordena al municipio de Piamonte adecuar su normativa local, controlar los silos y galpones conforme a la resolución 177/2003 de la provincia, y prohibir la circulación de maquinaria de fumigación en zonas urbanas.
También remarca la responsabilidad del Estado en garantizar la salud pública frente a los efectos del modelo agroindustrial.
La abogada Eugenia Boccio, representante legal de la familia denunciante, destacó la resolución.
“Sienta un precedente que podrá ser invocado en toda Santa Fe para establecer otras distancias de resguardo y proteger la salud, la vida y el ambiente”, expresó a los medios locales.
El caso se originó en 2016, cuando la familia Córdoba, vecina de la localidad de 3500 habitantes ubicada sobre la ruta provincial 20, presentó un amparo ambiental por los daños sufridos en su salud tras años de exposición a agrotóxicos.
La nena dio positivo en estudios de genotoxicidad realizados por la Universidad Nacional de Río Cuarto.
El dictamen médico señaló que este tipo de daño en la infancia puede anticipar enfermedades graves como el cáncer en la adultez.