En el marco del nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Gobierno nacional se comprometió a presentar una ambiciosa reforma tributaria hacia fines de 2025. El organismo internacional pidió reducir impuestos distorsivos como las retenciones a las exportaciones y el impuesto a los débitos y créditos bancarios —más conocido como «impuesto al cheque»—, mientras que desde la Casa Rosada aseguran que la propuesta ya está en desarrollo y buscará simplificar el complejo sistema impositivo argentino.
Según el informe del FMI, el país cuenta con más de 155 tributos, aunque solo seis representan más del 80% de la recaudación. El organismo advirtió que esta estructura resulta “excesivamente compleja y distorsiva”, lo que afecta la competitividad y desalienta la inversión. También cuestionó la fuerte carga sobre impuestos indirectos, que afecta la equidad del sistema y genera desigualdades.
La propuesta del Gobierno —según el memorando presentado ante el Fondo— apunta a eliminar tributos de bajo peso recaudatorio, armonizar alícuotas del IVA y reducir regímenes especiales. Además, contempla una revisión de los tributos provinciales y municipales, especialmente sobre el patrimonio y los activos inmobiliarios.
La iniciativa forma parte del paquete de reformas estructurales que impulsa la gestión de Javier Milei, que incluye privatizaciones y cambios en el sistema previsional y laboral. Aunque la reforma tributaria no condiciona desembolsos del FMI, sí constituye un compromiso clave del programa económico, con un objetivo central: simplificar el sistema sin aumentar la carga fiscal total.