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abril 28, 2025

La tierra se resquebraja: el impacto de la sequía en el Chaco

Desde diciembre, la escasez de lluvias ha dejado una huella visible: el suelo, agrietado y sediento, se abre en profundas fisuras que interrumpen caminos rurales y amenazan la actividad agropecuaria. Aunque las recientes precipitaciones aliviaron parcialmente la situación, el fenómeno revela una crisis climática con consecuencias dramáticas para la región.

Sequía extrema y grietas que sorprenden
En Chaco, la prolongada falta de agua provocó un evento inusual: la tierra comenzó a fracturarse. Según expertos, este fenómeno se debe a que la atmósfera, ávida de humedad, extrae el poco líquido remanente del suelo mediante evapotranspiración. «Cuando la superficie se seca por completo, el terreno pierde cohesión y aparecen grietas, cuya magnitud depende del tipo de suelo y la duración de la sequía», explicó Oscar Muchutti, un productor local. En áreas con suelos poco compactos o altos niveles de minerales, el agrietamiento se intensifica, llegando a ser peligroso para animales y maquinaria.

Lluvias desiguales: alivio parcial
Durante el último fin de semana, el Noreste Argentino (NEA) recibió precipitaciones dispares. Mientras en Roque Sáenz Peña cayeron 190 mm, en otras zonas como Presidencia de la Plaza apenas se registraron 60 mm. «Las lluvias llegaron tarde», lamentaron los productores de Santiago del Estero, donde también se reportaron acumulados insuficientes. Pese al breve respiro, el norte chaqueño sigue bajo estrés hídrico, con más de 1.5 millones de hectáreas en sequía severa.

Pérdidas económicas y adaptación urgente
El balance es alarmante: en Chaco y Santiago del Estero, 6.7 millones de hectáreas enfrentan sequía alta o severa, según datos de la Sociedad Rural del Noreste Santiagueño. Los cultivos de soja, maíz y algodón redujeron su rendimiento hasta un 80%, mientras que la ganadería sufrió por la falta de pasturas, forzando ventas anticipadas de hacienda. «Necesitamos políticas preventivas y tecnología para manejar estos escenarios», insistió Muchutti, destacando la urgencia de adaptarse a un clima cada vez más impredecible.

Mientras las grietas en la tierra sirven como recordatorio de la fragilidad ambiental, los productores esperan que las próximas lluvias no sean solo un paréntesis, sino el inicio de una recuperación sostenible.